Los bancos han dominado los métodos de pago que cotidianamente utilizamos: portales interbancarios, tarjetas de crédito y tarjetas de débito. Son funcionales, pero cuestan.
Cada transacción tiene su respectiva comisión entre un 2% y un 4% que se ve reflejada en los costos de productos y servicios para los consumidores. Algunos establecimientos, en ocasiones absorben el costo con tal de mantenerse competitivos, lo cual reduce su rentabilidad.
Actualmente los vehículos de pago se encuentran evolucionando en el mundo digital. Los smartphones, se están convirtiendo en dispositivos para pagos y plataformas de compra, sin necesidad de efectivo o tarjetas de crédito. Es cuestión de tiempo para que la demanda dependa de quién te da más conectividad y te cobra más barato. Surgirán nuevas competencias cómo pagar desde Facebook, Twitter o iTunes.
El crecimiento de vehículos de pago reducirá los costos de transaccionalidad y generará opciones flexibles, eficientes y seguras para depender menos de los bancos y del uso de efectivo.
Los modelos cambian y el sector financiero deberá reinventarse. La creatividad y flexibilidad para ofrecer mejores alternativas a los usuarios marcarán el ritmo del futuro.