¿Por qué existen países ricos y países pobres?
¿Por qué unos tienen éxito y otros no?
¿Por qué existe esta diferencia?
Una gacela sabe que tiene que correr más rápido que el león si quiere vivir un día más. Por su parte, el león también sabe que tiene que correr más rápido que la gacela si no se quiere morir de hambre.
Cuando se habla de ricos y pobres, muchas personas hacen referencia a la suerte, a las limitadas opciones, al gobierno o la educación que tuvieron. Tendemos a quejarnos y echarle la culpa a alguien más, y peor aún, tendemos a decir “ellos tuvieron mejor suerte que yo”. Créanme, en el mundo de los negocios y del éxito, la SUERTE no existe, sino que uno mismo la construye. Por lo que me pregunto: ¿ante los problemas nos quejamos o los enfrentamos?, ¿nos hacemos ricos o víctimas?
Un ejemplo es Japón que no se queja de ser un país que no tiene recursos naturales ni de haber quedado devastado y destruido después de la Segunda Guerra Mundial, al contrario, los japoneses se enfocaron en actuar -pensaron como la gacela o como el león- no buscaron un pretexto, actuaron y hoy en día Japón es una nación rica y exitosa. La diferencia entre ricos y pobres está, en la actitud, en los que deciden actuar y los que deciden hacerse las víctimas. Muchos dirán que los mexicanos estamos viviendo en un país corrupto y que todo es culpa del gobierno, y efectivamente el gobierno puede hacernos más complicado el terreno o nos puede ayudar; pero realmente el éxito depende de uno mismo.
Un aspecto que veo en las historias de éxito -sobretodo en empresas que se ven triunfando en el mundo- es que siempre está un mexicano ahí. Están los mexicanos que se van a Estados Unidos, ya sea de manera legal o ilegal, la gran mayoría está aportando, desarrollando la economía y siendo productivos. Personalmente, he visto casos específicos de gente que se fue de forma ilegal a Estados Unidos, pero con ganas de trabajar y lograron salir adelante honestamente porque cuando un mexicano está fuera de su entorno o en un lugar de éxito, triunfa. ¿Por qué no todos los mexicanos podemos tener éxito?, ¿qué es lo que sucede o lo que no sucede?
Realmente se trata de una cuestión de actitud y enfoque. Los mexicanos que vivimos en México siempre nos quejamos y le echamos la culpa al gobierno, a la crisis, a la situación financiera, al mercado y a los grandes corporativos. Sin embargo, nuestra actitud debería ser de adaptarnos o morir, no importa si somos gacelas o leones, o nos concentramos en correr más rápido o nos morimos. Vivimos en un mundo que cada día está más integrado y globalizado, en el que la competencia es más feroz, por lo que ya no vamos a poder echarle la culpa solamente a nuestros gobernantes -que no digo que sean buenos- pero la clave es actuar, dejar de poner pretextos, dejar de ser víctimas y empezar a ejecutar planes e ideas, intentarlo, y aprender a diferenciarnos de los demás. Tenemos que eliminar nuestro status quo de víctimas: “somos un país de pobres”, “somos un país de políticos corruptos”, “somos un país con poca educación”. Las PyMES tienen que dejar de pensar que son pequeñas, las grandes tienen que dejar de pensar que son grandes, los jóvenes tienen que dejar de pensar que son jóvenes, como un concepto que los define, hoy estamos en un mundo globalizado y todos podemos ser TODO.
Los empresarios debemos enfocarnos en tres oportunidades:
1) Salir de la zona de confort.
2) Ser más productivos, siempre buscar hacer más con menos.
3) Cambiar la visión: observar las oportunidades no sólo los riesgos.
Los empresarios mexicanos tienen que transformar esa vieja mentalidad de producción tradicional como “es mi negocio, no lo comparto con nadie, mi competencia son otras empresas, mis estrategias las mantengo en secreto” y generar sinergias económicas que les den escala. En lugar de competir con el vecino, me alío para ser más grande y generar más oportunidades. En vez de estar buscando mi zona de confort o mi mercado cautivo, busco competir contra los grandes o salgo de mis mercados tradicionales. Debemos cambiar ese México viejo corrupto e impune en el que estamos inmersos. Es un sistema que toleramos y que aunque nos quejamos porque no nos gusta, todos colaboramos para que la situación no cambie.
¿Cuántos realmente saben quién es su Diputado o Senador? ¿están al tanto de las publicaciones en sus redes sociales para saber qué leyes están aprobando? ¿cuándo hacen algo con lo que no están de acuerdo les exigen para que hagan lo contrario? Claramente, todos tenemos que cambiar a un nuevo México libre y educado que siga las reglas. Debemos pagar impuestos aunque no nos guste, respetar a la autoridad y a nosotros mismos (como dejar de meterse en la fila de los coches).Tenemos que cambiar a ese México y convertirlo en uno que se rete a sí mismo todos los días.
Hay que pasar del México que protege a los sindicatos de taxistas, a un México que aplaude iniciativas que generan y cambian los mercados como UBER Y CABIFY. Salir del México que se organiza por sindicatos o busca proteccionismos y convertirnos en un México que aplaude las reformas y quiere cambiar. (Sé que las reformas no son perfectas, pero los cambios siempre serán mejores). Tenemos que salir de ese México que se siente malo en los deportes o en los negocios y hacer un México orgulloso que actúe.
El problema no es nuestro gobierno, los narcotraficantes, o la corrupción, sino nuestra forma de pensar. Tenemos que transformar la forma de cómo actuamos, resolvemos, educamos y empleamos. Ser el león o la gacela, aceptar lo que eres y solamente concentrarte en que hoy tienes que correr más rápido que los demás, indistintamente si tienes colmillos o garras o no.