¿Todavía podemos ser entes totalmente privados y confidenciales o el mundo nos está llevando a ser una sociedad completamente pública?
No es novedad que hoy vivimos en un mundo interconectado, estamos conectados unos con otros y compartimos –consumimos- información vía redes sociales, páginas web y todo lo que es online, registran todos nuestros movimientos, usos y costumbres, todas las empresas en general están volteando a utilizar herramientas para “conocernos mejor” (big data), por lo cual están desapareciendo las fronteras y el control de tu información. Hoy en día una persona o empresa que no está presente en las redes sociales, prácticamente se puede considerar como un analfabeta moderno, un analfanáuta. También, vivimos en una sociedad donde ya existe la inteligencia artificial a través del big data, es decir, sistemas inteligentes que aprenden sobre tus usos, costumbres y consumo digital (celular, computadora o social media), donde dicha información es utilizada por empresas para poderte ofrecer mejores productos y soluciones de acuerdo a tu perfil o para realizar un análisis de ti.
Para las generaciones más jóvenes, los millenials y la generación “Z” ( los que nacieron después de 1980), las redes sociales son parte de su vida, su información se encuentra expuesta y almacenada en ellas. Ahí plantean sus ideas, comparten fotos y colocan información de su vida, por lo que no es novedad que cuando publicamos información en las redes sociales estamos cediendo los derechos de ésta a la plataforma sin importar los candados de seguridad y privacidad que pongamos.
La información que tienen los bancos, las empresas de telefonía e inclusive los sistemas electorales, en teoría y de acuerdo a la ley, es confidencial, pero indistintamente siempre -no sé cómo- recibes llamadas de promoción a pesar de que prohibiste que usaran tus datos. Sin embargo, tú quieres que tu información esté tan bien conectada que, si por ejemplo, viajas a Japón y quieres sacar dinero de un cajero con la tarjeta de un Banco Mexicano, más vale que ese cajero tenga la información de tu cuenta de banco para que puedas retirar efectivo rápidamente. El hecho que tú puedas acceder desde cualquier parte del mundo a tu información, hace que esté interconectada, podrá tener o no candado de seguridad, pero está conectada y la tendencia del mundo va todavía más allá.
Todos queremos proteger nuestra información confidencial -sobre todo en México- por temas de seguridad, nos preocupa mucho qué datos son expuestos y a quiénes llegan, pero la realidad es que hay una tendencia a que la información sea cada vez más pública. No descartaría la idea que en algún momento nuestros medios de identificación en lugar de credenciales, sean nuestras cuentas de Facebook, Twitter o LinkedIn, porque esas van a hablar mucho más que una simple credencial. Incluso, hoy en día existen Instituciones Financieras que utilizan tu información de redes sociales para autorizarte o negarte un producto financiero o empresas que usan tu historial en redes sociales para evaluarte para una vacante de trabajo.
Claramente, el mundo nos está llevando a un lugar donde se desvanecerán las fronteras de privacidad. Y aunque a muchas personas les atemoriza ese panorama, sigue vigente porque desconectarnos digitalmente es un paso aún más difícil. Nuestra información personal va a ser cada vez más pública y será utilizada tanto de forma positiva, como negativa.
Pero como tienes que seguir conectado si quieres seguir participando te dejo 2 consejos:
- Quítate el miedo de no compartir. Hace unos años mi papá decía que no debíamos abrir cuentas en Facebook porque los secuestradores sacan de ahí tu información, pocos años después, mi papá creó su cuenta de Facebook. Hoy en día, me entero más por las redes sociales de lo que están haciendo mis amigos que por otros medios. No debes tener pánico en compartir información, y por mas que no te guste, ya es una realidad en nuestro mundo actual, por tanto, como no vas a poder evitarlo, cuando compartas algo, sé sincero (las mentiras serán difíciles de esconder) y pórtate bien. No aparentes algo que no eres ni pretendas vender o entregar algo que no tienes.
- Cuida la información. Dentro de este mundo que cada día es más público hay información que debes procurar mantener privada y no hacerla tan pública porque tampoco te estás ayudando. Saber distinguir qué información es irrelevante y cuál no. Como ejercicio, cada vez que vayas a escribir algo en una red social pregúntate ¿Qué pasaría si todo el mundo se enterara de esta información? Si en la respuesta hay más puntos negativos que positivos, entonces no la publiques.
La idea es que dejemos de preocuparnos por tanta confidencialidad, mejor, entendamos el mundo en el que estamos viviendo y veamos cómo podemos administrar nuestra información de la mejor manera. Involuntariamente, hay datos que estás haciendo públicos, por ejemplo, tus usos y costumbres de navegación. La inteligencia artificial es una realidad e irá evolucionando cada vez, por lo que efectivamente, esa información va a llegarle -hagas lo que hagas- a las empresas que te taggean como cliente potencial. Otro ejemplo es desde el lado de tu información financiera y fiscal, tu información ya está tan conectada (facturas electrónicas, consumos vía tarjetas de crédito y débito, etc.), que en breve veremos la desaparición del tradicional contador y tus utilidades fiscales y las contables serán cada vez más parecidas, por más estrategia que quieras hacer.
Del lado empresarial, ¿qué estás haciendo para obtener big data o tener información para entender mejor a tus clientes?
Como consumidor o usuario final, ¿cómo te comportarías tú si todo lo que hicieras fuera totalmente público? ¿te comportarías igual?
Al fin y al cabo esta interconectividad nos tiene que llevar a una sociedad más sincera, más honesta, porque ya no podemos escondernos tras la privacidad. Inclusive los políticos.
¿Y tú, le tienes miedo a ser una persona pública?