Es común que siempre recordemos y añoremos los triunfos que tuvimos en el pasado e incluso pensemos que las cosas se hacían mejor antes.
En las empresas, todos los trabajadores -sin importar el nivel en que se encuentren- cometen ese error: constantemente voltean hacia el pasado, inclusive la base de todo currículo vitae se crea a través de presentar los grandes logros. Casi todas las empresas plantean sus metas en mejorar el pasado, por lo que en todo momento están recordando los logros del pasado para replicarlos y mejorarlos.
No quiero decir que sea malo echar la vista atrás para identificar lo que se hizo bien o mal, aprender de ello y tener experiencia. Pero ¿en realidad usamos el pasado como un aprendizaje? ¿O para estar recordándonos logros y triunfos que tuvimos y seguir vendiéndonos por lo que logramos en el pasado? Es ahí donde es incorrecta la acción.
En la vida y los negocios no existen las líneas rectas, tampoco se está en un constante crecimiento o en mejoras continuas, existen buenos y malos momentos. Al recordar de forma constante los triunfos y oportunidades del pasado, no nos permitimos crecer. Cuando la mente está volteando hacia atrás, está dejando de ver hacia adelante y pierde oportunidades.
Por ejemplo, un muy buen trabajador que logró grandes resultados y consiguió una posición importante dentro de la organización es muy fácil que caiga en su zona de confort. Efectivamente él luchó para conseguir los triunfos, y estos triunfos seguro le abrieron las puertas al crecimiento, nuevas posiciones, nuevos sueldos, etc., pero cuando los alcanza, se siente triunfador y deja de ambicionar más, empieza a vivir de triunfos pasados.
Las empresas jubilan a los empleados que dejan de generar tanto valor como antes, no por su edad. Las corporaciones tienen que seguir existiendo y mantenerse siempre jóvenes, para lo cual necesitan personas que busquen y luchen por nuevas oportunidades de negocio, lo cual no tendría que estar relacionado a la edad de la gente sino a su actitud diaria. Los directivos no voltearán a ver los logros del pasado de un empleado constantemente. Verán el presente. Sin resultados hoy, los logros pasados son recuerdos y dejan de valer en el tiempo.
Los grandes logros del pasado nos hacen detenernos, aferrarnos y caer en zonas de confort muy peligrosas. Especialmente con los clientes. Cuando inicias el negocio sales a ver a los clientes y te conviertes en el principal vendedor, pero conforme la empresa empieza a tener éxitos formas tu propio equipo y te alejas de los clientes y pierdes la sensibilidad del mercado, inclusive empiezas a catalogar algunos clientes como cautivos. Muchos clientes, si no les das el mismo nivel de atención y servicio que al inicio, tarde o temprano cambiarán de proveedor. Los clientes buscan las mejores condiciones hoy, por lo que no recordarán los sacrificios del pasado, la fidelidad de los clientes, es algo cada vez menos considerado en la toma de decisión.
Una de las razones por las que se genera una alta rotación de clientes en las empresas, se debe a que empiezan a plantearlos como seguros, creyendo que si ya han estado como clientes por diez años es seguro que será así otro año más.
Este es un problema común que afecta a varias empresas, cuando inician son muy eficientes, flexibles e innovadoras, pero conforme van creciendo se vuelven lentas, burocráticas y comienzan a vivir de triunfos pasados. No importa si lograron posicionar su marca y ganaron prestigio, éste no se mantiene de por vida, por lo que se debe seguir cosechando triunfos, ganancias y mantener la misma fuerza y dinamismo que existía cuando iniciaban operaciones como una empresa chica.
Cuidado con aferrarte a los triunfos del pasado, es lo más peligroso que te puede pasar. Siempre ve hacia delante, lucha como si no hubieras obtenido esos logros y eso siempre te hará crecer.