“Se estaba construyendo una importante catedral en Europa, había cientos de trabajadores, el clima era sumamente caluroso y las condiciones de trabajo eran pésimas. Un viajero se acercó a uno de los obreros que estaba trabajando apilando piedras y le preguntó ¿qué estaba haciendo? Molesto, le respondió con insultos que si no veía que estaba cargando piedras pesadas en un clima infernal. El viajero siguió caminando y encontró otro trabajador a quien le hizo la misma pregunta y su respuesta fue igual grosera, argumentando que Dios lo estaba castigando, que si no veía que estaba levantando un muro. El viajero se acercó a un tercer obrero y al realizarle la misma pregunta, el trabajador alegre y sonriente le respondió que estaba construyendo una catedral. Sin lugar a duda los tres eran obreros del mismo rango, la diferencia era el sentido que cada uno de ellos le ponía a su trabajo”.
En las empresas, el capital humano es la parte angular para que las cosas funcionen. Puedes tener un mercado muy atractivo, un gran producto, la mejor calidad, tecnología y estar en el momento adecuado; pero todo se resume a la capacidad del talento, ya que una empresa no puede funcionar solo con su líder, necesita un equipo talentoso que haga que las cosas sucedan y el cual va a funcionar de acuerdo a su estado emocional y su motivación.
Obviamente, en el ejemplo que mencioné anteriormente, los dos primeros trabajadores están molestos con su trabajo y se sienten maldecidos por tener que estar laborando en esas condiciones y solo estaban trabajando por la paga del día. Seguramente en las empresas actuales representan a los empleados que solo trabajan por el sueldo que se les paga, que constantemente se quejan de su trabajo, de sus jefes y de la empresa que trabajan, que no son los primeros en llegar a la empresa, pero cuando llega la hora de salida son los que primero salen corriendo, que ante el más mínimo pretexto buscan ausentarse al trabajo y que normalmente dejan sus tareas inconclusas para el día siguiente. Además, cuando la situación se complica buscan esconderse o echarle la culpa a otros empleados o a las malas decisiones de sus jefes. Estos trabajadores están estimulados solamente por el dinero que su trabajo les podrá generar, aportan pocas ideas y abandonarán el barco fácilmente.
En cambio, en el ejemplo, el tercer trabajador tiene un sentido de porqué está haciendo las cosas, no le preocupa el calor o las condiciones, sino el significado de lo que hace y eso lo mueve. En las organizaciones actuales representa a los trabajadores que les apasiona lo que hacen, que se divierten en su trabajo, que se comprometen para que las cosas sucedan y se logren los resultados, aunque no sean su responsabilidad directa, quieren aprender, crecer, constantemente generan ideas a sus compañeros, a sus jefes, normalmente son los primeros en llegar, incluso antes de su hora de entrada y cuando termina su jornada laboral hacen un esfuerzo extra. Si el jefe o un compañero les pide un favor o apoyo, no lo hacen de mala gana, ni pretenden cobrar adicional o condicionar por realizarlo. Estos trabajadores estarán motivados y hacen la diferencia para que la empresa tenga éxito.
Las empresas necesitan muchos de esos trabajadores, ya que el ideal de cualquier empresario, líder o director es que todo el personal tenga la camiseta puesta, que estén motivados y comprometidos, sin embargo, la realidad en la mayoría de las empresas es otra y tiene que ver por un lado, con gente con poca ambición que buscan trabajo solo por el sueldo o el ingreso que les representará, sin pensar en hacer algo que les guste y por otro lado, con el liderazgo de las cabezas de la empresa, una mala comunicación, la falta de visión del negocio.
En las empresas existen dos tipos de personas: los Estimulables y los Motivables. En ocasiones, a los líderes nos cuesta identificar correctamente dichas personalidades.
Los Estimulables la conforman personas a las que le interesan aspectos materiales, como su coche, su oficina, su puesto laboral, su ingreso o comisiones. No digo que eso no motive, pero ese es su motor para actuar. Muchas veces las empresas creen que la forma de motivar y hacer que la gente haga las cosas es a través de dinero. Efectivamente, puedes lograr las cosas a través del dinero, sin embargo, este tipo de estimulación es de muy corto plazo, porque la emoción por los aspectos materiales dura poco o peor aún generan zonas de confort. Estas personas aun cuando se encuentren contentas en su trabajo y estén recibiendo un ingreso adecuado, si otra empresa les ofrece más dinero decidirán irse.
Los Motivables la conforman personas que se mueven por lo que hacen y por el sentido de las cosas que suceden, por aprender o por crecer, obviamente la parte económica es importante, pero no es el motivante más importante. Son las que están ahí por el largo plazo, ante un problema, no buscan culpables, se esfuerzan por resolver, cuando la empresa sufre normalmente se estresan y constantemente aportan ideas no solo para su trabajo, sino para sus compañeros y otras áreas, les motiva que a la empresa le vaya bien, porque saben que eso significara que les ira bien en lo individual.
En el relato de los obreros en la construcción, los dos primeros estaban ahí sufriendo, quejándose y haciendo el trabajo porque necesitaban llevar comida y dinero a su casa, mientras que el tercer obrero, podría inclusive trabajar sin que le pagaran.
Como empresarios, muchas veces queremos motivar a nuestro equipo a través de comisiones, bonos, sueldos, títulos y mejores oficinas, ¿pero realmente eso va a hacer que tengamos un equipo feliz por construir una catedral o vamos a tener un equipo que estará ahí mientras se le pague? ¿Qué tipo de empresa queremos tener y qué tipo de gente queremos tener en nuestros negocios? ¿Qué estamos haciendo para lograrlo?