No es valiente aquel que no tiene miedo, sino aquel que sabe conquistarlo. Nelson Mandela
¿Qué es el miedo? El blog de hoy está relacionado con una experiencia personal que tuve en recientes días y se las quiero compartir por qué me parece un tema del que todos deberíamos hablar.
Estoy en un grupo de empresarios llamado Cracks Mastermind dirigido por Oso Trava, en el que nos reunimos una vez al mes para hablar de gestión de nuestros negocios, oportunidades de negocios, a conectar con otros empresarios y a tratar temas personales para mejorar nuestra forma de vivir, pensar y actuar no solo como empresarios, sino en general como seres humanos.
Durante estas reuniones tenemos conferencias o retos alineados a esta mentalidad y el mes pasado nos tocó el tema del miedo, acompañado de un reto muy interesante: aventarse del paracaídas. La mayoría de las personas hemos pensado o soñado que algún día lo haremos, yo era una de esas personas, pero en el fondo sabía que nunca iba a hacer nada para que sucediera.
Cuando nos invitaron a esta actividad, me invadió el miedo y la preocupación. Aunque “aventarme del paracaídas” estaba en mi lista de deseos, la idea de hacerlo realmente suponía un riesgo. Al discutirlo en casa con mi esposa, ambos compartíamos un temor similar, pensando en nuestros hijos y en los posibles riesgos que implicaba hacerlo.
Mi mente era una batalla entre el sí y el no, a ratos decidía que lo haría, después decidía que no. Pensaba en la oportunidad que esto representaba, pero también en los riesgos. Podía reconocer que el motor tras esa decisión era el miedo y con esto en mente decidí llegar con apertura ese día. Podría decidir aventarme, o decidir no hacerlo, en ambos casos estaría bien para mí. No tomaría una decisión que me hiciera sentir en peligro, tampoco lo haría a pesar de que todos los demás decidieran hacerlo.
Al llegar, tuvimos una plática con el Doctor Alfonso Ruiz Soto de semiología de la vida cotidiana. Él a través de su platica, nos ayudó a racionalizar, cambiar nuestra perspectiva y enfrentar el miedo. Nos hizo reflexionar sobre la razón de ser del miedo, qué nos provoca temor y cuáles son las razones por las que existe. Nos habló sobre la importancia de reconocer el miedo como una parte fundamental de la vida y entender que, efectivamente, existen riesgos. Sin embargo, también existen riesgos en situaciones cotidianas, como tener un accidente en el auto, sufrir una intoxicación alimentaria en un restaurante o resbalar en la regadera y golpearnos la cabeza. Entendí que existen riesgos alrededor de toda nuestra vida, la vida es parte de este riesgo, la clave no es el mismo miedo, sino nuestra relación con el mismo.
Durante la plática, nos relató la siguiente anécdota real, para ejemplificar cómo funciona el miedo en nuestras decisiones:
Había una persona que tenía un gran temor a los ladrones. Por eso, decidió instalar barras de seguridad en su casa para evitar que los ladrones entraran. Sin embargo, luego empezó a preocuparse pensando: “¿Y si los ladrones saltan las barras y entran al jardín?” Entonces, se encerró en el piso de abajo y dijo: “No, no voy a salir de mi casa porque afuera hay ladrones”. Luego, pensaba nuevamente y se preguntaba: “¿Y si los ladrones se meten al jardín y se dan cuenta de que estoy abajo?” -Mejor me subo y no bajo- Pero siguió pensando “Si los ladrones logran entrar en mi casa y descubren que estoy en el piso de arriba, subirán. Es mejor que me encierre en mi cuarto”. Así que prácticamente, esta persona acabó muriendo encerrada en su cuarto.
Efectivamente, si hay ladrones y pueden representar un riesgo real, pero no podemos vivir (o morir) encerrados. Lo que quiero transmitir es que el miedo es algo que todos experimentamos y que forma parte de nuestro entorno.
Una experiencia como lanzarse del paracaídas, obviamente, genera miedos. Pero también te obliga a racionalizar el proceso y comprender cómo funciona el miedo en ti. También te hace poner foco en lo que hay detrás de decidir una cosa u otra. Ese día todos llegamos con el “estomago pegado” incluso aquellos que ya se habían aventado antes, yo les comparto todo el proceso que viví, como volteé a ver el miedo y aquello que me preocupaba y como finalmente me decidí a si hacerlo.
Quisiera decir que después de decidirlo no tuve más miedo, pero no fue así, el miedo siguió estando presente, sin embargo, si cambió algo en mí, llegó una emoción, un poder interno en mí que me emocionaba poder enfrentar ese miedo, me emocionaba subirme al avión y tirarme, simplemente por la razón que podía ver el miedo de frente y no me congelaba, lo aceptaba.
Mientras el avión iba subiendo en lugar de pensar como antes – ¡Qué miedo, me voy a lanzar! –estaba emocionado, estaba eufórico (y no quiere decir que no tuviera miedo, el miedo ahí estaba) lo volteaba a ver y decía – ¡Ahí estás, pero te quiero superar, te quiero enfrentar! no sé cómo describirles, pero esa sensación de euforia me acompañó durante todo el proceso inclusive cuando me aventé, estaba emocionado, estaba feliz, estaba enfrentando el miedo, con todo y miedo me aventé.
Al final de esta experiencia pude reflexionar en cada área de mi vida en las que estaba tomando decisiones con miedo, en mi negocio, con mi familia. Observé que era ese mismo miedo que me había paralizado al elegir aventarme o no aventarme, el mismo que muchas veces controlaba mis decisiones en el negocio, temiendo que algo saliera mal o no sucediera como esperaba. Empecé a detectar que el miedo es parte de nuestro entorno y lo que más me impresionó de todo este proceso fue ver que el miedo más allá de la experiencia que yo estaba viviendo era algo que está en el ADN del ser humano y que afecta a todos.
Las estadísticas indican que el 99% de los estudiantes que están a nivel de licenciatura sueñan con ser empresarios o emprendedores, sueñan con cambiar al mundo. Doy clases de desarrollo emprendedor, así que me toca hablar con jóvenes con hambre de ser emprendedores y sin embargo menos del 10% realmente se van a convertir en emprendedores, menos del 10% van a seguir sus sueños ¿Por qué sucede esto? cuando tienen todas las herramientas, leen libros, consumen películas motivantes, escuchan podcast. La respuesta es por miedo, miedo a fracasar, miedo a no saber hacer las cosas, miedo a perder el dinero, miedo a intentarlo, miedo a perder el lugar seguro que no les gusta, pero es seguro (ese trabajo que odias, pero que te paga tu sueldo).
Los seres humanos tememos perder nuestra zona de confort durante las crisis, ya sea en las empresas o en momentos de crisis en el país. Esto genera estrés y angustia debido al miedo. La angustia proviene del miedo, el cual causa un vuelco en el estómago y genera malestar. Además, la angustia confunde los pensamientos, detiene y paraliza, impidiendo descansar y generando enfermedades. También puede llevarnos a tomar malas decisiones y buscar la comodidad en lugar de enfrentar el miedo, esta actitud solo nos detiene aún más.
Hay que entender de donde viene el miedo: El miedo es una reacción fisiológica que hemos desarrollado a lo largo de la evolución. Su propósito original era mantenernos alerta y protegernos cuando enfrentábamos peligros, como cuando cazábamos y aparecía un león. El miedo nos preparaba para luchar, defendernos o huir. Esta es la función fundamental del miedo: protegernos ante amenazas inminentes. En tiempos pasados, el miedo a la muerte nos ayudaba a sobrevivir evitando ser devorados por leones, pero en la actualidad, los leones ya no son una amenaza en nuestras vidas. A pesar de eso, el miedo sigue latente en nuestra humanidad, manifestándose ahora de formas diferentes.
Con este conocimiento, ahora sabes que el miedo es tan normal que todos lo sentimos, no te preocupes entonces por sentir miedo. Normalmente el miedo tiende a ser exagerado y nos lleva a imaginar los peores escenarios posibles. Esta percepción exagerada del miedo nos hace congelarnos, evitar enfrentarlo y tomar decisiones equivocadas. Además, el miedo nos hace no descansar, nos genera enfermedades. Desde la perspectiva de un emprendedor o empresario, el miedo puede llevarnos a tomar malas decisiones o incluso a no tomar ninguna decisión.
El miedo también tiene un impacto en aquellas personas que, aunque no estén satisfechas con sus trabajos deciden no seguir sus sueños y quedarse en donde están. Quizá tengan claro lo que quieren hacer con sus sueños y lo que les apasiona, pero voltear a ver los puntos que les preocupan les hace detenerse. Yo les recomiendo mirar al miedo como parte del proceso, pero enfrentarlo. Porque hoy nuestro león ya no es un animal, hoy ese león se ha convertido en temas financieros, que son el gran motor del miedo del siglo 21.
Casi todo tiene que ver con dinero y existe un terrible miedo alrededor de él, a perderlo, a no poder pagar las cuentas, las deudas, las obligaciones, miedo a fracasar, miedo a que los demás vean que no eres exitoso, miedo a no ser lo suficientemente inteligente. Este miedo se entreteje con otros dos de los mayores miedos del ser humano: el miedo al fracaso y el miedo al qué dirán.
La realidad es que el fracaso es también parte del ADN del ser humano, todos fracasamos todos aprendimos a andar en bici fracasando, cayéndonos de esa bici, el fracaso es parte de nuestra evolución. Además, vivimos en una sociedad tan conectada tan de apariencias que nos presiona a mostrar hacia afuera que somos exitosos, que somos los mejores del planeta y que nunca noten si es que tengo problemas de dinero o si tengo sentimientos normales como miedo, que nunca noten si tengo problemas en mi casa o si me equivoco al tomar decisiones.
La forma de superar los miedos no es evadiéndolo, por eso no me importa ser repetitivo si con eso puedes entender que no eres un bicho raro por sentir miedo, pero debes aprender a manejarlo, ponerle nombre y apellido, mirarlo de frente, racionalizarlo para restarle peso. Mirar de frente al miedo te hará pensar en otras alternativas, te obligará a buscar soluciones.
Es importante mantener una actitud positiva, ser positivo no significa ignorar la realidad o ver solo el lado bonito de las cosas. Cuando nos enfrentamos al miedo, tendemos a centrarnos únicamente en las posibles consecuencias negativas, lo cual nos paraliza. Sin embargo, es fundamental voltear a ver también los aspectos positivos, ya que son igualmente probables. Al racionalizar los aspectos negativos, es importante cuestionar su realidad y considerar qué pasaría si esos temores se materializan. Esta perspectiva equilibrada nos permite tomar decisiones informadas y enfrentar los desafíos con una visión completa.
Escribe tus miedos, lo negativo y positivo que puede ocurrir por tomar un camino otro, medítalo, piénsalo 54 veces si es necesario, es lo que yo hice antes de decidir lanzarme del paracaídas, volteé a ver el peligro, acepté la probabilidad de morir a pesar de las medidas de seguridad que obviamente teníamos y de lo confiable de la compañía. Voltear a ver los miedos nos da alternativas. Un ejemplo común es manejar un automóvil. Siempre existe el riesgo de chocar o morir, pero hemos racionalizado tanto este temor que manejamos de manera natural sin enfocarnos en él. Como empresario, también existen riesgos, como el fracaso en los proyectos o fallar a los inversionistas.
Lo más importante en cualquier situación en la que experimentes miedo es prestar atención y buscar resolverlo. No permitas que te paralice. Tomar decisiones correctas requiere un enfoque racional y objetivo, en lugar de actuar impulsivamente cuando estás dominado por el miedo. Al analizar de manera racional, te das cuenta de que el peligro no es tan inminente o grave como creías. Te das cuenta de que existen muchos otros caminos y posibilidades.
Cuando volteas a ver el miedo desde una perspectiva racional, te das cuenta de lo que realmente debes hacer para alejarte de él es enfocarte en acciones. Por ejemplo, en tu negocio, puede ser estresante pensar que tus clientes no te paguen, pensar en devaluaciones o en las crisis económicas. Pero, al racionalizarlo, te das cuenta de que puedes seguir vendiendo, que puedes encontrar nuevos clientes y solucionar problemas, desarrollar estrategias para superar esos miedos y reducir su impacto. Si un cliente se va, no te preocupa tanto porque has trabajado en desarrollar otros clientes. Si te preocupa una devaluación, también puedes buscar otras formas de generar ingresos y mantener tu estabilidad financiera, puedes diversificar tu dinero, prever fuentes de ingresos en dólares o pesos.
Tras esta experiencia y racionalizar mis miedos, vi qué cosas tenía que enfocar en mi vida, en mi negocio, en mi empresa y en mi trabajo para reducir esos riesgos, porque ahora sé que esos riesgos siguen y seguirán existiendo, que a los miedos no se les huye, se les enfrenta.
Espero les sirva este blog para analizar en donde el miedo los paraliza y como pueden darle la vuelta para mejorar cualquier aspecto de sus vidas. Si quieren que hable de algún tema en específico sobre gestión de negocios, en donde invertir o como financiar su empresa escríbanme y con gusto platicamos. Como siempre les invito a seguirme en mis redes sociales y a seguir conectados por allá.
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