La velocidad con la que el mundo está cambiando requiere que en las empresas empecemos a modificar los procesos, que empecemos a innovar en la forma que hacemos las cosas, en la que vendemos, producimos y entregamos. Sé que esto lo han escuchado muchas veces, pero realmente hay pocas empresas que en verdad están haciendo algo concreto al respecto.
En 1995 –no hace tanto tiempo- sólo el 1% de la población mundial se conectaba a Internet, en 2015 el 50% de la población nacional ya navegaba en la red. El 98% de estos usuarios utilizan Google para realizar búsquedas, el 88% usa Youtube y el 60% de la navegación por Internet se realiza a través del celular, el 73% de las personas usan Internet como primer recurso para buscar información. ¿Qué va a pasar en el 2020? Los cambios en los procesos tienen que empezar a adoptarse en las empresas, para lo cual debes generar un plan de inmediato, ya que el cambio es inevitable.
Sabes que es importante invertir en tecnología, modernizar o incorporar innovación en tu empresa para enfrentar los próximos retos. Pero, ¿a dónde dirijo la inversión de tecnología e innovación en mi empresa?
Hoy en día hay muchas empresas que ofrecen soluciones, programas, softwares, maquinaria y tecnología, que se vuelve -depende de la industria en que estés- sumamente abrumador, porque si no eres un experto del tema te puedes perder en la cantidad de ofertas o invertir erróneamente. Por ejemplo, hoy todo mundo quiere tener su App para su empresa, ¿pero será la decisión correcta? Hoy casi el 70% de las Apps no se usan, por lo que innovar por innovar no es la respuesta. Es necesario dedicarle tiempo a definir dónde y en qué invertir y hay que entender claramente la oferta tecnológica, revisar si realmente traerá el beneficio prometido y si el costo es viable y esto debe hacerse por cada uno de los proveedores. Este proceso, normal en cualquier compra, genera gran confusión, hartazgo y temor para la toma de decisión.
Sin embargo, hay una estrategia para tomar una decisión de manera más sencilla, para tener más claro el cómo, cuándo y en qué invertir. Es un proceso fácil, pero sólo si tienes las respuestas a las siguientes tres preguntas:
La primera pregunta es, ¿qué es lo que más le duele a mi cliente de trabajar conmigo? Todas las empresas tienen algo que a sus clientes no les gusta y que es mejorable. Entonces tienes que detectar qué es lo que más le duele a tus clientes de trabajar contigo. La respuesta tiene que decir qué tecnología o innovación enfocada al cliente debes implementar para resolver esa molestia.
La segunda pregunta es, ¿mejora el servicio o la entrega, -o el compromiso, o la línea de comunicación- a mi cliente? Si la respuesta es afirmativa y la tecnología me está ayudando a esto, quiere decir que hay que hay que continuar por este camino. Si no tienes muy clara la respuesta a esta pregunta, entonces la tecnología no es la adecuada.
La tercera pregunta es, ¿me ayuda a generar un diferencial importante –con la competencia- en la experiencia de compra o uso de mi producto a mi cliente? Si la respuesta es afirmativa, es momento de tomar la decisión de compra.
Entonces, si vas a adquirir una nueva tecnología al menos debes contestar afirmativamente una de estas tres preguntas, de lo contrario, la tecnología no es la adecuada para resolver el problema.